lunes, 28 de junio de 2010

Cronica Femenina Nº 1 ¿Tengo Derecho a Un(A) Amante?

Entre cada amanecer, atardecer y anochecer tanto hombres como mujeres peregrinan un sin número de experiencias cuya diversidad de ámbito es igualmente incalculable. Sin embargo, todos por igual invertimos gran parte de nuestro tiempo y de nuestras energías en las experiencias personales, pues son las que nos permiten explorar nuestras esencias, ganas e inclinaciones psicológicas o emocionales.
En la travesía de ubicar un tema interesante y a la vez distinto para la construcción de mi primera crónica, observé que casi el 100% de mis amigos (as), allegados(as) y entrevistados(as) tenía un amante o deseaban connaturalmente tenerlo y por ello se me planteó la interrogante ¿Tengo Derecho a Un(A) Amante?
Y así descubrí, que las mujeres solteras (con o sin pareja) y divorciadas por, presentar menos pudor y mayores necesidades sexuales, dicen que tienen derecho a un amante, pero el ejercicio de tal derecho es válido siempre y cuando los términos del contrato estén bien planteados y no haya cabida a los sentimientos. Las mujeres casadas, prefieren convertir al marido en amante o tener un amante clandestino que les brinde la indescriptible sensación de poder ser atrapadas en cualquier momento. Y un tercer grupo piensa que si estas comprometida sentimentalmente no tienes derecho a un amante por razones de respeto, de moral y de eso que dicen… no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran.
Ahora vamos con los hombres, los solteros y divorciados igualmente piensan que tienen derecho a una amante pero porque no les gusta estar solos o porque intrínsecamente buscan una relación y pretenden conseguirla saliendo con una, con otra y con todas las mujeres que puedan… tanto así que la mayoría piensa que un simple “affair” puede desencadenar un romance y posterior relación si ellos se encuentran preparados para eso, pero ¡sin que los presionen!
Los casaditos o comprometidos psicológicamente con una mujer (los hombres son poco emocionales), respondieron si tengo derecho pero que mi mujer no se entere… eso quiere decir que no asocian amante con pareja al igual que las moralistas del párrafo ut supra.
Una vez recopiladas tales opiniones me zambullí en ellas y concluí ciertas consideraciones. Por un lado, las mujeres solteras por tener el instinto de resguardo sentimental más desarrollado, ubican su presa, lo seducen con una sonrisa o una mirada luego lo medio conocen (aquí puntualizan el estado psico-emocional o el estado civil de la víctima) y sin más ni menos se lo devoran sin problema alguno, si las cosas siguen bien pueden ocurrir básicamente 3 situaciones:
1. Se enamoran y se empatan.
2. Se enamoran solas y sufren (esto incluye ser amante permanente de un hombre comprometido).
3. Se dedican a desayunarse, almorzarse o cenarse al hombre hasta que se aburren y los votan.
Para las divorciadas ocurren generalmente 2 realidades distintas, ellas pretenden o volverse a casar con la esperanza de no equivocarse de nuevo; o, vivir todo lo que dejaron de experimentar con el ex o con cualquiera que lo preceda y también pueden llegar a una de las 3 opciones anteriores. Y en las casadas, ellas casi siempre, comienzan con el amante hasta que sienten que es suficiente tanto relajo y lo votan (eso se llama “conciencia”) o se divorcian, siguen con el amante y volvemos al listado de opciones.
Pero ¿que pasa con los hombres? Ellos independientemente del estado en que se encuentren despliegan el cortejo con su posible víctima y la abordan como a cualquiera sin complicaciones, les hablan la verdad o les mienten (existen ambos tipos masculinos) para posteriormente seguir con ellas hasta que los voten… por eso de que hombre no deja a mujer sino que jode hasta que ella se obstina y lo vota.
Particularmente, tomo la opinión de un hombre cuando me dijo “todos tenemos derecho a un(a) amante, siempre y cuando no le hagas daño a nadie”. Y estoy de acuerdo porque ojos que no ven corazón que no siente, además todos tenemos derecho a una válvula de escape que nos sustraiga de tanto problema y tanta cotidianidad, si todos tuviéramos un amante (pareja o no) que nos haga vibrar y cuya presencia no implique prolongadas expectativas (cuando el amante y la pareja no se conjugan en el mismo sujeto) el stress no fuera la enfermedad del siglo anterior y del actual.
En conclusión, debo sugerir a los hombres que continúen dando riendas sueltas a las amantes con la inteligencia de hablar claro y preciso desde un inicio pero, tomen cierta precaución porque si caen en manos de una verdugo sin escrúpulos corren altísimo riesgo de enamorarse y sufrir en razón de que las despiadadas serán ellas.
A las mujeres les recomiendo que den soltura a sus deseos, pueden comenzar por asistir a terapia sexual con sus parejas para iniciar el proceso de incluir al amante en el mismo cuerpo del marido o por conocer a potenciales amantes sin expectativa alguna, eso evitara males posteriores.
Ah… y para las féminas, callen esa ridícula voz que les dice “puuuuutaaaasssss…” después de haberse acostado con su amante y despierten otra que les diga “te la comiste Agatha”… es mucho más gratificante.
Con el Alma N.D.
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